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Un gesto amable
Excepto Hina. Estaba tan contenta con su asiento que le resultaba difícil cederlo, pero sabía que aquel hombre necesitaba ese asiento más que ella. Con un gran suspiro, se levantó e hizo un gesto hacia el anciano. “Puede sentarse aquí, señor”, le dijo con una sonrisa de bienvenida en el rostro.
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