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Nido
“¿Vives aquí?” Preguntó David al oso herido que se había sentado en el suelo de madera. “¿Por qué nos has traído aquí?” Preguntó. David no tuvo que esperar mucho para obtener una respuesta a esa pregunta. Porque, segundos después, oyó un débil quejido procedente de la otra habitación. Miró a la osa y creyó ver la desesperación en sus ojos.
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