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Cooper ya estaba sentado junto a David, así que ahora sólo tenía que hacer que Cooper mirara al objetivo de la cámara. Sostuvo una pequeña golosina detrás del aparato, y Cooper miró con impaciencia. Era ahora o nunca, porque la capacidad de atención de su perro solía ser bastante corta. David pulsó el botón y la cámara dijo “clic”
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