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Aventurarse a entrar
El aire del interior era húmedo y mohoso, y Lila apenas podía ver nada. Se metió la mano en el bolsillo y sacó una linterna, que iluminó la cueva. Las paredes estaban cubiertas de musgo y en el suelo había huesos viejos y herramientas oxidadas. Pero cuando se adentró más en la cueva, vio algo que le hizo dar un vuelco al corazón.
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