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¡Nunca más sola!
Pero ahora que Marvin había vuelto a su vida, sabía que todo había vuelto a su sitio. “Hay días que paso más horas en la jaula de Marvin que en mi propia casa”, dice Linda riendo. Y al final de la jornada laboral, Linda abraza a Marvin por última vez antes de marcharse a casa. “Hasta mañana, amigo mío. Nunca volverás a estar solo”
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