Bondad
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Fue entonces cuando tuvo una idea. Al día siguiente, Sarah se acercó con cuidado al hombre y le llevó un recipiente con las sobras del restaurante. “Toma, coge esto”, le dijo Sarah con voz cariñosa. Él la miró sorprendido, y sus ojos se abrieron de par en par al darse cuenta de lo que le estaba ofreciendo. No podía creer su amabilidad, pero asintió agradecido. Ella sonrió y le dijo que le traería comida todos los días.
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