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Un poco de pánico
Presas del pánico, Conner y Andrea miraron a su alrededor. Su hija ya podía andar razonablemente bien y se alegraba de demostrarlo en casa, pero nunca lo había hecho en un lugar extraño. “¡¿Cómo puedes perder de vista a nuestra hija?!”, gritó Andrea a su pareja con el rostro enrojecido. Conner la ignoró y empezó a mirar a su alrededor en busca de alguna señal de su aventurera hija.
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