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Felicidad suprema
Mindy y David casi saltan por los aires. Y la única razón por la que no volaron directamente a los brazos del otro fue porque Mindy aún estaba llena de gel de eco y enredada en unos cables. “¡Qué buena noticia!”, exclamó David con fuerza. No podían creer lo que veían sus ojos cuando vieron los tres corazones latiendo en la pantalla. A los dos futuros padres se les llenaron los ojos de lágrimas.
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