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Menudo día
Si le hubieran dado otra habitación, o hubiera elegido otra almohada para dormir, aquel escarabajo nunca se le habría atascado en el pelo. Entonces su día habría sido perfectamente normal y el ladrón se habría librado de un preciado botín. “Pero a veces las cosas salen como salen. Así es el destino”, exclamó Pedro con una sonrisa en la cara.
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