Recibir lo justo
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La empleada del hotel declaró que, por motivos de privacidad, no podía facilitar a Iris los nombres ni la llave de su habitación. Sin embargo, sí podía darle el número de habitación y cómo llegar a la planta en la que se alojaban. Iris sonrió; eso era todo lo que necesitaba. Así que, sin dudarlo, corrió hacia el ascensor.
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