Revelación desafortunada
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Sólo había un problema. Hizo que Iris suspirara un poco, y ese leve ruido bastó para revelar su escondite. El hombre y el chico se levantaron a toda prisa de sus sillas. “Sal ahora mismo. Sé que estás escondida aquí en alguna parte”, dijo el hombre. Iris se apartó de la cortina.
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